Ser misionero, ¿por dónde empezar?

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Desde hace siglos, miles de personas desinteresadas dejan su vida atrás para convertirse en misioneros y llevar la ayuda que muchos necesitan a otros lugares menos favorecidos del planeta. En la mayoría de casos, estas misiones tienen que ver con la labor evangelizadora de la Iglesia, sobre todo la católica, que envía a estos misioneros a lugares donde pueden ayudar a los más desfavorecidos mientras también les muestran las bondades de los Evangelios y las enseñanzas de Cristo.

No es un camino fácil, desde luego, aunque es uno de los más heroicos que podemos tomar, precisamente por su dificultad. Los misionero son personas que deben dejar todo atrás para irse durante un largo tiempo a un lugar muy lejano, que seguramente ni siquiera conozcan, y tratar de ayudar en todo lo posible a comunidades que viven de una forma tremendamente humilde. Uno siente esa llamada a la vocación como podría sentir la de cualquier otro trabajo.

En este caso, los misioneros apenas ganan para poder vivir en donde están de misión, y no es un trabajo que les vaya a hacer ricos, pero eso no es importante, porque no lo hacen por el dinero, sino por todo lo que son capaces de entregar, por la forma en la que pueden ayudar a los demás.

Cómo saber si se tiene vocación misionero/a

Esa vocación llama en ti en un momento dado, y puede estar relacionada con tu propia creencia religiosa o simplemente con tu afán por ayudar a los demás a través de organizaciones de todo tipo. Ser misionero, eso sí, implica un plus a la hora de tener que marcharnos a otro lugar lejano y dejar nuestra vida atrás.

Hemos de ser conscientes de que no será una situación ni fácil ni idílica, pero que llenará de pura satisfacción el saber que hemos podido ayudar a los demás. Si eso está para ti por encima de las comodidades de las que disfrutas en tu vida normal, tal vez estés preparado para dar el paso y ser misionero.

¿Se puede ser misionero hoy en día?

Actualmente todavía sigue habiendo una gran tradición misionera, incluso dentro de nuestro propio país, porque no hace falta irse tan lejos ni dedicar nuestra vida entera a la Misión para ayudar en este sentido.

Durante la Semana Santa, decenas de familia se desplazan a lugares poco habitados en los que no hay suficientes curas para oficiar las misas de ese periodo tan importante para la liturgia. Esas familias se encargan de hacer llegar allí también los Santos Sacramentos y conseguir que no haya nadie que se quede sin misa por no vivir en el sitio adecuado. Son los misioneros del siglo XXI.

Lo más difícil de ser misionero

Está claro que las condiciones en las que trabajan la mayoría de misioneros no son precisamente sencillas, pero también es cierto que hay algo que puede ser aún peor: el desánimo y el cansancio mental.

Y es que el cuerpo es capaz de adaptarse a lo que haga falta, incluso a temperaturas y condiciones extremas, para nada cómodas. Sin embargo, lo más complicado de ser misionero es tener que luchar cada día por la prosperidad de todo aquel que tienes cerca, a través de la fe, de la palabra y de los actos, por supuesto, buscando siempre una tabla donde salvarnos cuando los ánimos no estén demasiado altos.

Cómo ser misionero viviendo en España

Cuando piensa en los misioneros se imagina a aquellas personas que han marchado a países lejanos a llevar la Palabra del Señor con ellos y a ayudar en zonas desfavorecidas, pero tampoco hay que irse tan lejos para comprobar que hay mucho por hacer también en nuestra ciudades, en nuestro propio país.

Ser misionero en España es ayudar a la Iglesia en todo lo posible, colaborar con obras benéficas, con Caritas Diocesana, con todo aquel que necesita un poco de fe, de fuerza y de ayuda. De esta forma, uno puede sentirse misionero sin abandonar su hogar, y luchar también por lo que es justo y necesario.

Como ser Misionero en África

África siempre ha sido el continente de misiones por antonomasia, y la ayuda que estos grandes misioneros han prestado durante tantos y tantos años en esta región ha sido y sigue siendo espectacular. Si lo que queremos es acudir allí donde están los más desfavorecidos, África será nuestro destino, aunque hay que pensar muy bien si realmente queremos realizar nuestra misión allí, porque las condiciones son verdaderamente duras y no podemos tampoco volvernos atrás una vez que estemos ya en aquel lugar.

Hemos de darle vueltas y plantear bien el asunto para que no se nos vaya de las manos, pero si realmente lo tenemos claro, seguro que nuestra ayuda será muy necesaria en cualquier destino africano.